Mucho se está hablando de la repercusión de la inteligencia artificial en todos los ámbitos. Pero nos preguntamos ¿cómo afectará a las pequeñas y medianas empresas?
Parece ser que el tema estrella de los últimos tiempos está siendo la inteligencia artificial. Algo aún desconocido por muchos pero que empieza a formar parte de nuestra cotidianeidad. Según los expertos esta tecnología acabará formando parte de nuestro entorno en breve. Lo que no tenemos tan claro es si esto será para bien o para mal.
La inteligencia artificial, como tal, no es algo nuevo, pero, sin embargo, sus aplicaciones y capacidades aumentan de forma vertiginosa. Nadie está fuera del radio de acción de esta tecnología, y mucho menos el tejido empresarial.
Si nos centramos en el entorno empresarial, en concreto en el universo pyme, podríamos vislumbrar varios aspectos. Puede que le esté costando penetrar en las empresas de menor tamaño, pero cada día son más las que la están integrando en su forma de trabajar.
A pesar de que al principio se pensaba que la IA sólo era accesible a las grandes empresas, cada vez, más pymes la usan.
La parte positiva, es que la IA puede aplicarse a aquellas tareas repetitivas y realizarlas con total garantía de éxito. Por ejemplo, cometidos como resumir una reunión, confeccionar una presentación, sacar conclusiones de un informe, responder un correo electrónico, son sólo algunas de las posibilidades que restarán trabajo a las pymes. Y esto es tan sólo una mínima parte de hasta dónde se puede llegar.
Una estupenda ayuda para las pequeñas empresas
La buena noticia es que, al contar con menos recursos, esta tipología de empresa se beneficiar cubriendo estas tareas. Las nuevas herramientas tecnológicas abaratarían todas las tareas de las que se encargarían. Con esta posibilidad las pymes contarían con un “asistente” se automatizarían determinadas tareas de forma muy efectiva.
La IA puede ayudar a una pequeña empresa a ser más competitiva y utilizarla en las tareas que el empresario decida. La forma más común de uso está orientada a los flujos de trabajo o ayuda en la toma de decisiones. El análisis de los datos de ventas, el ajuste del inventario, la identificación de patrones, gestión de atención al cliente o la demanda futura son los campos en los que la IA es imbatible.
Otra de las ventajas es que muchas de estas herramientas cuentan con un software gratuito. Esto permitió que el nacimiento del ChatGPT en de noviembre de 2022 registrara un millón de suscriptores en tan solo una semana de vida.
A todo lo anterior podríamos seguir sumando aspectos como automatizar y lograr un mejor reparto de las cargas de trabajo entre el capital humano, pudiendo utilizar algoritmos personalizados a la plantilla de cada pyme.
El miedo a lo desconocido
Las novedades suelen ir acompañadas de los temores. En muchas pymes todavía existe una barrera que les impide hacer un uso de la inteligencia artificial. Para superarla los empresarios deben formarse para lograr entender las posibilidades que les ofrece y los beneficios que puede conllevar.
Actualmente ya existen casos de éxito en el entorno de las pequeñas empresas que pueden servir de ejemplo para que otras sigan sus pasos.
No es IA todo lo que reluce
La inteligencia artificial irá ganando terreno a medida que pase el tiempo, y sus posibles consecuencias pueden contar también con aspectos menos favorables.
El desempleo es uno de los grandes temores que ha traído consigo la IA. Se plantea el riesgo de que, debido a la automatización de tareas, desaparezca un importante número de puestos de trabajo. Las plantillas de muchas empresas se podrían reducir drásticamente.
La dependencia y falta de control es otro de los hándicaps con los que hay que contar. Si llega un momento en el que se confía demasiado en esta tecnología, y no interviene el factor humano puede provocarse una crisis importante en las decisiones críticas.
La inteligencia artificial puede ser defectuosa en muchos aspectos, debido a ese motivo la transparencia es extremadamente importante. Se puede estar trabajando con datos erróneos y que la pyme no lo perciba. Si es así, corremos el riesgo de que los resultados de esas tareas estén llevando a graves problemas a la empresa.
El dominio de las grandes empresas tecnológicas es otro de los grandes riesgos que se corre con el uso de la inteligencia artificial. Su monopolio por parte de los gigantes tecnológicos puede ser peligroso. Se corre el riesgo de que estas enormes empresas impongan su criterio sobre el resto y desempeñen un papel excesivo a la hora de determinar la dirección que tomará la tecnología de la IA
Otro obstáculo es que la inteligencia artificial puede llegar a heredar los sesgos presentes en los datos con los que son entrenados. En este caso lo que puede llevar a decisiones discriminatorias y perjudiciales en ámbitos como la contratación o la justicia.
Privacidad y seguridad: El uso generalizado de la IA implica la recopilación y el análisis de grandes cantidades de datos personales, lo que plantea preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de la información.
En resumen, la inteligencia artificial ofrece grandes beneficios en términos de automatización, eficiencia y avances en campos como la medicina. Sin embargo, también presenta desafíos relacionados con el desplazamiento laboral, el sesgo, la privacidad y la falta de control humano. Es importante abordar estos aspectos negativos y desarrollar políticas y regulaciones adecuadas para garantizar un uso responsable y ético de la inteligencia artificial.
Las pymes deben sopesar los pros y contras
La inteligencia artificial no es ni mala, ni buena, pero cuenta con aspectos positivos y negativo. Lo importante es que las pymes que incorporen esta tecnología en sus agendas puedan valorar ambas partes.
Antes de dar el paso nuestro consejo es siempre un buen asesoramiento por parte de los expertos. Sólo de esa manera se podrá llevar a cabo una decisión con una sólida base. Además, la formación de empresarios y trabajadores sobre esta materia será fundamental para que, en caso de su uso, pueda se lo más beneficiosa posible.